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17.6.12

CAOS DE AOS II


Distintas Religiones y Doctrinas como Medio para el Placer, la Libertad y el Poder



¿Qué hay para creer, sino en Yo? Y Yo es la negación de la completitud como realidad. Ningún hombre ha visto nunca al yo. Somos aquello que creemos y lo que ello implica, a través de un proceso de tiempo en la concepción; la creación tiene su causa en esta esclavitud a la fórmula. Las acciones son las expresiones de ideas vinculadas a las creencias; siendo inherentes son oscuras, su forma de operar es indirecta, y engañan facilmente a la introspección. Los frutos de la acción tienen dos rostros, Cielo e Infierno, su Unidad o Nada (Purgatorio o Indiferencia). En el Cielo hay deseo por la Mujer. Infierno el deseo intenso. Purgatorio es expectativas retrasadas. Indiferencia no más que desilusión hasta la recuperación. Así ciertamente son todos lo mismo. El sabio buscador del placer, habiendose dado cuenta de que son "distintos grados de deseo" y nunca deseables, rinde ambas Virtud y Vicio y se convierte en Kiaista. Cabalgando el Tiburón de su deseo cruza el océano del principio dual y se ocupa del auto-amor. Las religiones son la proyección de la incapacidad, las imaginaciones del miedo, el barniz de la superstición,

que la paradoja es verdad [0], mientras que a menudo es la ornamentación de la imbecilidad. Como virtud en la Idea de maximizar el placer de forma barata, perdona tus pecados y excúsalos; no es sino la expresión ceremonial del manejo de las marionetas al miedo gobernante. ¡Sí! ¡Lo que has y te ha sido dispuesto en tu religiosidad, es tu propio potro de tortura, por imaginario que sea! ¡Las perspectivas no son agradables, te has enseñado a tí mismo! Se ha convertido en innato, y tu cuerpo es sensible.



0: Que Dios siempre está en el Cielo o que el Altísimo inconcebible emana su concepción o negación-comete suicidio, etcétera.



Algunos elogian la idea de Fé. Creer que son Dioses (o cualquier otra cosa) los convertiría en tales; probando a través de todo lo que hacen, que están llenos de su no-creencia. Es mejor admitir la incapacidad o la insignificancia, que reforzarla a través de la fé; dado que lo superficial "protege" pero no cambia lo vital. Por tanto, rechaza la fé, acepta la insignificancia. Su fórmula es engaño y son engañados, la negación de su propósito. La fé es negación, o la metáfora Idiotez, así pues siempre falla. Para hacer más segura su esclavitud, los Gobiernos fuerzan con la religión las gargantas de sus esclavos, y siempre tienen éxito; aquellos que escapan son pocos, por lo que su honor es mayor. Cuando la fé perece, el "Yo" habrá de heredarse por sí solo. Otros, menos imprudentes, oscurecen el recuerdo de que Dios es una concepción suya,

y tan sujeta como ellos a la ley. Entonces, esta ambición de la fé, ¿es tan deseable? Yo aún no he visto un hombre que no sea ya Dios. Otros, de nuevo, y aquellos que tienen mucho conocimiento, no pueden decirte exáctamente lo que es la "creencia", o cómo creer en aquello que desafía las leyes naturales y las creencias existentes. Es seguro que no se trata de decir "Yo creo"; aquel arte lleva largo tiempo perdido. Se encuentran aún más sujetos al desconcierto y la distracción, abren directamente sus bocas llenas de argumentos; sin poder e infelices a noser que se encuentren extendiendo su propia confusión, para obtener capacidad de convencer deben adoptar dogma y peculiaridad que excluyen posibilidad... A través de la iluminación de su conocimiento se deterioran en sus logros. ¿No les hemos visto desmoronarse parejos a sus exposiciones? Ciertamente, el hombre no puede creer a través de la fé o la ganancia, tampoco puede explicar su conocimiento a no ser que haya nacido

de una nueva ley. Siéndolo todo, ¿por qué la necesidad de imaginar que no lo somos?

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